Dormir es un período de actividad del mismo nivel que estar despierto. El cuerpo continúa con su actividad, aunque de diferente manera: se esfuerza por realizar varias tareas para recuperarse de todo el día, garantizar su mantenimiento y prepararse para el día
siguiente.
Si dejas de dormir no harás descansar al cuerpo
De ninguna manera podemos privar al cuerpo de esta actividad de recuperación, conservación y preparación, sin la cual se resentirían tanto nuestra salud como la calidad de nuestra “primera vida”, esa en la que nos encontramos despiertos y conscientes.
Dormimos en ciclos de 90 a 120 minutos. Una noche de descanso está compuesta por entre tres y seis ciclos.
Dormir permite estimular las defensas inmunitarias, la gestión del potencial energético, el crecimiento, la regulación de la temperatura y la presión arterial, el descenso del estrés y la tensión, la conservación de la memoria, el aprendizaje, la producción hormonal y la división celular. Permite al cuerpo recargar sus reservas de energía para el día siguiente y recuperarse físicamente, y hace que los órganos y tejidos dañados por los esfuerzos se regeneren. Permite recuperarse de la tensión nerviosa, ordenar los recuerdos de la jornada, grabar la información y olvidar aquello que nos resulta inútil.
Cuanto más tiempo estamos despiertos, más adenosina -la hormona del cansancio- acumulamos. Este neurotransmisor se fija sobre los receptores del sistema nervioso y nos avisa de que necesitamos descansar. Así que, a descansar la mente, durmiendo entre 7 y 8 horas diarias amig@s!!.