Empatía efervescente

Dice el diccionario que la efervescencia es el “fenómeno de desprenderse pequeñas burbujas de la masa de un líquido, por efecto de la fermentación o de una reacción química”. Así que lo efervescente es un desprendimiento de burbujas. Similar a la empatía, pienso, porque si no hay desprendimiento, uno no puede entender y comprender al otro. Además, la efervescencia genera como consecuencia una reacción química. Como también un proceso de escucha empática: una reacción emocional que provoca la inquietud suficiente como para salir de nosotros mismos e intentar ver al otro con tranquilidad, con afecto, y con la suficiente comprensión de percibir las emociones ajenas e intentar verlas e interpretarlas con los ojos del otro.

Para entrar en el mundo del otro, tenemos en el lóbulo prefrontal de nuestro cerebro las llamadas neuronas espejo, que tienen la capacidad de interpretar las intenciones de la otra persona, interpretando sus pensamientos y emociones. Este es el escenario de la empatía. Así que estas neuronas son sin duda alguna la puerta a la posibilidad de mejorar nuestra empatía.

Escucha con la mente abierta y sin prejuicios, respeta (eso sobre todo), atiende y muestra interés y preocupación por lo que te estén contando, intenta no interrumpir mientras nos hablan, reconoce lo que te cuentan, construye diálogo con buena predisposición y aceptando no solo los intereses comunes sino también las diferencias y comparte. Todos estos tips te ayudarán para que se origine en ti ese proceso bioquímico que llamo metafóricamente efervescencia.

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