Existen dos significados en Japón para la palabra ‘Itadakimasu’ para antes de empezar a comer.

El primero es gratitud a las personas que han participado en todo el proceso de elaboración de la comida desde el campo/mar/ granja a tu plato. Representa el sentimiento de gratitud a la persona que te ha cocinado, a quien ha puesto la mesa, a las personas que han cosechado las verduras, las personas que han pescado los pescados, en fin, todas personas que han colaborado para la comida que vas a comer.

El segundo significado es gratitud a los ingredientes, a la comida en sí misma. Ellos creen que hay vida en la carne y el pescado, en las frutas y las verduras, y les agradecemos a todos ellos que nos dejen comerlos, pensando ‘Déjame coger tu vida por mí’.

Desde mis valores de vida, creo que todo lo que está vivo en este mundo quiere seguir viviendo y no sufrir. Porque creo firmemente que todas las especies tienen el mismo derecho a vivir y a seguir existiendo como yo. Por eso, reduzco en todo lo posible de mi dieta carne y pescado. Se puede vivir perfectamente con comer tan solo una vez al mes carne y pescado.

“Hay que procurar no ser crueles con los animales que comemos. No se trata tanto de no matarlos. Sino de darles muerte sin que sufran. La prioridad es mejorar las condiciones de vida de los animales que nos comemos” – Carl Safina (Etólogo).

En los supermercados vemos cada vez con más asiduidad etiquetas explicando que los animales, por ejemplo, no están siendo criados en jaulas. O etiquetas de que esos huevos son camperos y han sido puestos en libertad. Ahora, también debemos comenzar a ver etiquetas que expresen en la carne y pescado que ese animal no ha sentido dolor. Y etiquetas donde nos aseguren que esos animales no han vivido hacinados o que no han recibido maltrato alguno.

Es nuestra responsabilidad, la de cada uno de nosotros, exigir esos etiquetados, exigir una vida de calidad a los animales. Y educar a nuestros hijos hacia una mayor sensibilidad al sufrimiento animal, y por supuesto, también humano.

Eso lo vinculo a la ética y a la compasión.  Solo depende de cada uno de nosotros ser coherentes y provocar un cambio en esta sociedad, donde defendamos que todos los animales son iguales, no por querer ser un ingenuo bondadoso, una caricatura pueril, sino por el firme convencimiento de que podemos evitar el sufrimiento innecesario y la miseria más allá de nuestra especie.

Proteger a nuestros animales de una mierda de vida no es tener buen corazón, es una causa fundada en los principios éticos y morales de justicia social. Es un deber basado en que cualquier animal de este mudo tiene la capacidad de sentir (sea sufrimiento, sea felicidad). Solo por esa idea es un deber.

¿Te parece poco?

“Un caballo o un perro adulto es sin comparación un animal más racional, y también más sociable que una criatura humana de un día, una semana o incluso un mes. No debemos preguntarnos ‘¿pueden razonar?’, ni tampoco ‘¿pueden hablar?’, sino ¿pueden sufrir?” – Jeremy Bentham.

A partir de hoy, en mi casa, antes de comer carne o pescado eventualmente, pensaremos y diremos, con enorme gratitud a ese animal cocinado: “gracias, itadakimasu”.