Calidad humana

“Una mala persona no llega a ser un buen profesional”. Lo afirma el prominente neurocientífico y psicólogo de Harvard, Howard Gardner, autor de la teoría de las inteligencias múltiples. Esta afirmación puede dar horas y horas de debate, especialmente en esta era que nos ha tocado vivir, donde hay organizaciones y personas con escasez ética, según hemos podido observar estos años. Ha habido mucha falta de valores morales. Todo ha valido porque parecía que el fin siempre justificaba los medios.

Pero volviendo a este brillante comentario, ninguna persona es mejor ni peor que otra. Ni tampoco igual a otra. Porque somos únicos. Pero lo que sí parece cierto es que la calidad humana está íntimamente relacionada con la calidad profesional.

En su investigación, Gardner señala que las personas que se les considera triunfadoras y geniales en un campo específico, suelen hacer “cosas malas para todos” y muy a menudo no son buenas para sí mismos. Pero, esto no quiere decir que los excelentes profesionales sean malas personas. Todo lo contrario. Sin embargo, la corriente generalizada es otra: se piensa generalmente que si quieres tener una posición de cierta responsabilidad en una organización debes tener una enorme ambición, ir a por lo que crees que te pertenece, y pisotear en caso fuera necesario. Y es cierto: he podido observar como esas personas han triunfado a corto y medio plazo. Y yo me pregunto: ¿Cuánto durará una persona así? Será una persona que tendrá un corto recorrido. Porque todo tiene sus consecuencias, a largo plazo les he visto fracasar.


“En realidad, las malas personas no pueden ser profesionales excelentes. No llegan a serlo nunca. Tal vez tengan pericia técnica, pero no son excelentes”.

Parece según el neurocientífico que el ego, la ambición y la avaricia son grandes obstáculos para tener un mayor nivel de excelencia profesional, porque posiblemente eres mejor profesional cuando no buscas y defiendes tus propias necesidades, expectativas e incluso objetivos, sino cuando eres capaz de servir a los tuyos y a los de los demás. Estoy recordando que liderar es servir decía Mandela. “Y eso exige ética” dice Gardner.

Otras aptitudes que demuestra un buen profesional son tomarse un tiempo para descansar y tener energía, ser eficiente sin dedicarse más horas al trabajo, un buen rendimiento o atender todos los aspectos de la vida y finalmente, trabajar duro con motivación y concentración

En mi caso, para hacer un buen trabajo necesito tratar con personas que compartan mis valores, de lo contrario no me siento bien. Y por supuesto, no hago en ningún caso cosas que vayan contra mis principios e integridad y coherencia. Así que, añadiendo nuevas aptitudes a las que plantea Howard Gardner, mis recetas son:

Sé auténtico, vayas donde vayas y hagas lo que hagas sé tú mismo. Eso te aportará veracidad y credibilidad. Porque serás coherente con lo que predicas.

Da ejemplo estés donde estés, con integridad, valentía y sinceridad.

Ofrece siempre alternativas y nuevas posibilidades, porque todo es posible si uno desea encontrarse con el otro.

Comparte, siembra, participa, perdona y agradece. Y luego… devuelve.

Ayuda a los demás por la propia necesidad de necesitar y querer hacerlo, tratando de ser parte del bienestar de los demás y dejando a cada paso tu huella por un mundo mejor.

¿Practicas estas recetas de forma transparente?

Y todo esto, con la esperanza de que la respuesta que recibas, sea aún mejor que la que emites… con mayor calidad humana.

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