Hay días en los que no tienes ganas de nada. Te encuentras con una mala noticia, estás agotado de luchar y luchar, no terminas de encontrar ese trabajo que buscas, estás algo desmotivado, … a tod@s nos pasan eventos que nos dan ganas de tirar la toalla. Pero a pesar de que muchas veces no podemos controlar la aparición de esas situaciones desagradables o dolorosas, lo que sí podemos controlar es lo que hacemos con ello. ¿Quién determina lo que vas a hacer, aún con dolor, cuando ese dolor se presenta? Así que, no te rindas nunca, este mal momento pasará y volverás con más fuerza que nunca. A la vida hay que plantarle cara o te come, o la muerdes tu a ella o ella te muerde a ti. Porque la vida es movimiento, no te puedes estancar.
¿Qué hacer?
- No pierdas la fe en ti mism@: Ten confianza en ti y en tus posibilidades. Tú sabes que puedes conseguir todo lo que te propongas y que solo tú puedes demostrarlo. Exígete a tí mism@, esfuérzate, auto-motívate e ilusionate y analiza bien donde deberías enfocarte o mejorar para conseguir tus metas. Pregúntate: ¿Qué dirección debería señalar mi brújula? No dejes de luchar y haz que tus sueños se cumplan.
- Intentar eliminar el dolor consiste en aceptarlo. La aceptación se basa en el hecho de que el intentar librarse del dolor sólo consigue amplificarlo, nos enreda más en él. No te estoy hablando de resignación. No te estoy hablando de sufrir. No te estoy hablando de aguantarlo. La aceptación es el acto de tomar aquello que se nos ofrece, en el momento en el que se da y sin defendernos; estar dispuesto, adoptar una postura abierta y generosa hacia ti mismo, mientras lo contemplas de cerca.
Imagina que te despiertas una mañana y te encuentras, justo delante de tu puerta, a un cachorro de tigre maullando. Lo adoptas como mascota. Te das cuenta de que tiene hambre. Le das un trocito de carne. Haces lo mismo cada día y, día tras día, tu mascota tigre crece un poquito más. Al cabo de un par de años, has tenido que cambiar la dieta de pedacitos de carne y ahora le estás dando costillares enteros y mitades de buey. A cambio, él te ruge ferozmente en cuanto siente que es la hora de comer. Tu linda mascota se ha vuelto una bestia salvaje incontrolable, dispuesta a destrozarte si no consigue lo que quiere. La lucha con tu sufrimiento se puede comparar con esa mascota imaginaria de tigre: cada vez que le das de comer, contribuyes a que tu sufrimiento se vuelva más fuerte, más intimidatorio y a que tenga mayor control en tu vida.
No es llegar a sentirse mejor; aceptar significa abrir espacio suficiente para respirar, es abrirse a la vitalidad del momento y moverse con eficacia hacia aquello que uno valora.
Sal ahí fuera y cómete el mundo, vive cada segundo como si fuera el último … nunca te des por vencid@, sólo has perdido si tu crees que lo has hecho. Porque tu vida es lo tú decides hacer.
Buenos días me alegro por fin poder contactar contigo hace mucho tiempo que te sigo pero he caído enferma y tengo cáncer por lo cual no he podido ir a manifestaciones. Me hubiera gustado conocerte en persona
son muy ciertas tus palabras