Si en algo nos tiene que dar un rayo de lucidez en nuestras mentes esta falsa pandemia es para profundizar en algunos aprendizajes profundos de esta era que estamos viviendo, o mal viviendo mejor dicho.
Hace ya 1 año del estado de alarma en España y en otras muchos países del mundo. Mientras tanto, todo sigue avanzando en esta agenda globalista en una desestabilización de todas las democracias del mundo a través de esta falsa pandemia que viene gestándose desde antes de la crisis del 2008 y que ahora lo único (aunque muy grave) que ocurre es que la covid19 lo que está haciendo es acelerar aún más todo el proceso al cual nos quieren llevar. ¿Cuántos años llevamos oyendo hablar del globalismo? ¿cuántos años llevando observando en silencio el declive del sistema capitalista norteamericano y europeo y la irrupción de un nuevo país en el mapa geopolítico como China que ahora lidera el mundo y que está imponiendo su hoja de ruta así como su filosofía y formas de vivir? (más deshumanizado, tecnocrático y totalitarista).
La globalización nos ha llevado a lo que ahora quieren que seamos, a que obedezcamos a ciertas organizaciones transnacionales comandadas por ciertos intereses de unas élites que controlan estos organismos a través de las grandes multinacionales que lideran el mundo y que marcan las agendas de los gobiernos del mundo. El poder mundial queda en manos de unos pocos, estas élites son las que están decidiendo el nuevo orden mundial. Hace ya muchos años que el poder dejó de estar en manos de una clase política codiciosa y vulgar intelectualmente hablando, se plegaron a los intereses financieros y bursátiles y paradójicamente perdieron el poder para siempre.
Hemos de continuar, pese a que nos lo quieran impedir, creando un mundo distinto en un futuro esperanzador donde todo esto ha de caer para alumbrar un planeta bien distinto.
Venimos de un mundo que ya estaba roto, y es importante tener en cuenta esto porque muchos perciben que de donde veníamos parecía que todo estaba bien. Lejos de eso, las democracias ya no funcionaban, los liderazgos políticos eran inexistentes en el momento que ninguno de ellos ofrecía alternativas a un mundo tan desigual, y la economía liberal capitalista lo inundaba todo a base de hacer crecer hasta niveles desorbitados la deuda de naciones, corporaciones empresariales y hogares familiares. Por lo tanto, venimos de un mundo que siendo claro: era una mierda!, no se nos olvide, donde los seres humanos y las sociedades estábamos ciegos y dormidos de lo que ya de por sí nos estaba pasando.
Por eso, el coronavirus con su pandemia ha despertado a muchos de su letargo. Otros, sin embargo, los más numerosos siguen metidos de lleno en esta narrativa distópica influidos día y noche por los gigantes de los medios de comunicación oficiales que los hipnotizan, los desconciertan, los desencantan, actuando directamente en sus mentes para provocar consecuencias como un enorme miedo y pesimismo que paraliza pensar en nuevas posibilidades o por lo menos darse cuenta de esta trampa perceptiva en la que estamos metidos.
Sin embargo, somos poderosos. Tenemos el poder de cambiar aquello que queramos. Primero, cambiando nuestra forma de pensar. No deseamos ni esta distopía social ni la pantomima anterior, queremos superar el mundo del que venimos y en el que estamos y alumbrar un mundo radicalmente distinto. Un mundo que lejos de pensar en la economía piense en una “vida y libre” como ejes fundamentales de las relaciones sociales. Solo así, pensando en lo más sagrado que tenemos todos que es vivir en libertad podremos cambiar el transcurso de la historia de la humanidad y del planeta, redistribuyendo la riqueza como nunca antes se hizo. Puedes pensar que soy un idealista al expresarme así, pero hasta en eso nos han engañado, en pensar que no podemos llegar a tener un mundo más igualitario porque los seres humanos buscamos ansiar poder y riqueza lo que termina creando un mundo desigual donde hay ricos y pobres. Esa idea ha calado tan profundamente, nos la han grabado tan a fuego lento por parte de las élites hasta tal punto en nuestras sociedades que nos lo hemos creído, y hasta nos hemos culpabilizado porque seamos así, cuando el ser humano, lejos de ser un depredador, es un ser bondadoso y lleno de amor que bien educado puede perfectamente pensar en el bien común pues es nuestra naturaleza real y nuestra esencia, Sin embargo, todo en nuestro espacio social se crea y se monta para pensar en lo contrario, desde que somos pequeños no hay en las escuelas una fuente de educación crítica, que no adoctrine, que enseñe a nuestros hijos a abrir un espacio para respetar y escuchar al otro, al pensamiento crítico, la igualdad, la libertad y la solidaridad. La calidad educativa es ya desde hace muchas décadas una completa basura.
Debemos de salir de esta sumisión y obediencia ciegas y empezar a actuar. Porque nadie nos va a ayudar si no nos ayudamos a nosotros mismos. Si nos organizamos no van a poder con nosotros. No solo vale consumir noticias que damos denunciando todo este falso sistema en el que nos han metido. En esta sociedad de consumo frenético nos han convertido en meros consumidores cuando lo que somos por encima de todo es seres humanos conscientes. Y claro, el consumismo te desmoviliza, te deja al frente de las noticias en las redes sociales pero tan solo a nivel individual. ¿Qué estás haciendo colectivamente?, te quejas pero no haces nada, solo consumes un día detrás de otro noticias digitales sin tomar conciencia de que es desde un proyecto colectivo audaz, vigoroso, en el que accionar planetariamente es desde donde podremos cambiar las cosas. Si no actuamos colectivamente nos van a terminar apagando y vamos a terminar palideciendo en esta pandemiocracia. “game over”. “La pandemia es el ensayo general de lo que está por venir” ha dicho el filósofo Bruno Latour. Y yo digo frente a esto: resistamos a esta sociedad consumista, globalista, miedosa, tecnocrática y hedonista través de una conciencia colectiva y planetaria! Demos la cara! Abracemos con los valores de una nueva humanidad basada en una mayor vibración y estado de conciencia individual, colectiva y planetaria. Somos conscientes de la capacidad humana de relacionarse en armonía y paz con sus iguales, como asimismo en equilibrio con el entorno y el ecosistema que nos rodea. ESTE ES EL MOMENTO en el que, como seres humanos provistos de consciencia, demos un paso al frente, alcemos la voz, y comencemos el proceso de unión con nuestros semejantes. Sumemos nuestras inteligencias, nuestra experiencia, nuestros conocimientos, nuestras capacidades creativas, para la defensa de nuestros valores, de nuestras identidades, de nuestras naciones y de nuestra cultura y tradición.
Estamos denunciando este nuevo orden mundial. Y ha sido un buen instrumento hasta ahora porque sirvió para concientizar a miles de personas. Pero es hora de poner en marcha una nueva estrategia, una nueva narrativa transformadora. Muchos podréis pensar que las organizaciones que dicen cuidarnos como la OMS, el foro de Davos, naciones unidas, el consejo de Europa, y tantas otras que viven a expensas de nosotros no nos van a dejar que cambiemos las cosas. Ni te lo creas. Si nos unimos en consciencia, nada pueden hacer
Propongo que esta sea acabar de una vez por todas con este mundo precario social, laboral y económico donde unos pocos concentran toda la riqueza mundial y donde se evidencia que las democracias parlamentarias no son el cauce hacia una mayor igualdad puesto que terminan siendo corrompidas por estas élites globalistas. Una vida buena, una buena vida, una vida digna ha de ser la única alternativa real a este mundo codicioso. Otro mundo es posible. Basta ya de delegar nuestro poder a gobiernos y élites que no procuran en lo más mínimo nuestro bienestar. Es una verdadera locura hoy día pensar que quieren protegernos y ayudarnos. ¿Cuándo lo han hecho? Defendamos la vida, defendamos con honor a la sagrada vida. Defendamos nuestra plena soberanía y libertad. Nadie me alimenta más que yo, nadie me cuida más que yo, nadie me da trabajo más que yo…
Recuperemos nuestro poder para vivir en dignidad. Si esta falsa pandemia nos ha de revelar algo el grado de soledad social, política y económica en la que nos han dejado estos politicuchos, estas organizaciones transnacionales que dicen protegernos, y estas multinacionales que nos hipnotizan ofreciéndonos el placer único de consumir y consumir para que no nos rebelemos. No estamos en una nueva normalidad como nos dicen, siempre hemos estado en una falsa normalidad. Y este bicho, el coronavirus, más que despertarnos, nos ha “avisado” a muchos del peligroso mundo en el que vivimos. Exceso consumista, egoísmo hedonista, ostentación de los poderosos, acumular por el solo deseo de acumular, privación cada vez mayor de nuestros derechos fundamentales y nuestras libertades, precariedad por un capitalismo tan salvaje que se adueñó de nosotros, … esta plandemia nos pone delante un nuevo orden mundial que por fin muchos de nosotros hemos visto, dejamos de ser ciegos para “ver” con los verdaderos ojos de la verdad y nos da una oportunidad única, exclusiva diría yo: darnos cuenta que juntos podemos lograr la transformación y desterrar de una vez por todas la dominación y el control de la humanidad por apenas unos pocos.
Sacralizar la vida, nuestra vida, y tumbar este nuevo orden mundial no será posible si no nos unimos y no nos organizamos colectivamente para comenzar una nueva revolución espiritual, humana y planetaria. Han silenciado aquellos pensamientos distintos u opuestos al pensamiento único que ahora y desde hace décadas existe. Nos durmieron hasta tal punto de que nos silenciaron y luego nos invisibilizaron, dejamos de pintar algo en este mundo y nos convirtieron en meros objetos consumidores cargados de deudas que sin embargo no paran de consumir más y más endeudándose más y más. Afrente al nuevo orden mundial, algunos, casi todos diría yo, quieren restaurar el viejo orden. Pues no. Es más de lo mismo como he dicho antes. Hemos de renovar el planeta despertando hacia una nueva conciencia social. Alternativas hay. Ya las hay. Para que nadie vuelva a controlar nuestras vidas. Para que no se apropien de los recursos del planeta. Para que no erosionen a nuestra amada tierra. Para como dije también antes se redistribuya la riqueza desde otras perspectivas.
Hoy más que nunca los movimientos sociales y seres humanos unidos colectivamente debemos ser determinantes para cambiar el mundo. Solo hay una idea en la mesa que nos une: la imperiosa necesidad del bienestar común.
Bienvenidos a la revolución, bienvenidos a la verdad, bienvenidos a la consciencia planetaria, bienvenidos al despertar.
Jorge Palacios. UnidosxlaVerdad.org