Neuroplasticidad: modelando nuestras conductas

Dentro de una tutoría, en un foro de un taller on line , hablaba con un alumno, Nasser, que me decía algo así como: “damos forma a nuestra mente como si fuera una figura de arcilla”. Esto me hizo recordar que Cambiar interiormente significa modificar nuestra forma de sentir o de reaccionar frente a una situación o contexto dado. El cambio es un proceso de transformación interior que nos permite dirigirnos hacia un nuevo territorio, en la búsqueda de satisfacción, placer y beneficio.

mejorar el cerebro con neuroplasticidad

Desde hace ya algunos años, las neurociencias nos están descubriendo el funcionamiento y comportamiento de nuestro cerebro. Y un enorme descubrimiento que está cambiando paradigmas en todos los sentidos es: existe la neuroplasticidad cerebral.

La Neuroplasticidad cerebral existe

Esto nos abre paso a una nueva dimensión en la comprensión de nosotros mismos, permitiéndonos auto-modelar nuestras conductas para cambiar, mediante herramientas concretas para fortalecer las conexiones neuronales que deseamos e ir “desconectando¨ las que nos generan bloqueos en nuestro desarrollo personal y profesional. 

Esto lo denominamos “reprogramar” nuestro cerebro para cambiar nuestras conductas. Para ¨ver¨ hay que saber, el saber es quien nos permite darnos cuenta, es quien da las instrucciones al cerebro. No se puede ver lo que no se sabe, por eso es fundamental la tetacognición: “verse a uno mismo”.

Podemos modelar nuestro cerebro y mente a partir de la comprensión, con entrenamiento. La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro de reorganizar y modificar funciones para poder adaptarse a los cambios (externos e internos) a través de la creación de nuevos circuitos neuronales (llamadas redes hebbianas) que permitan resolver los nuevos desafíos y borrando los que  ya NO nos son útiles.

Para que la neuromodelación sea posible es necesario también que si una red hebbiana no se usa, deba ir perdiendo poco a poco sus células componentes, hasta desaparecer. Existen entonces dos tipos de neuroplasticidad: la positiva, que se encarga de crear y ampliar las redes hebbianas, y la negativa que se encarga de eliminar aquellas que no se utilizan.

Este proceso permite que las nuevas experiencias de vida, y los nuevos conocimientos que vamos adquiriendo, remodelen una y otra vez nuestro cerebro. Por tanto, si bien nuestros genes pueden predeterminar algunas de las características de nuestra personalidad no son los responsables finales de ella. QUÉ GRAN REVOLUCIÓN!!

Cambiar interiormente es la clave para seguir evolucionando.

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