EDITORIAL UnidosxlaVerdad: “En el ecuador del cambio”

“El Gobierno, reunido en Consejo de Ministros extraordinario presidido por el presidente, Pedro Sánchez, ha aprobado declarar el estado de alarma en todo el territorio nacional por un periodo de quince días, para afrontar la situación de emergencia sanitaria provocada por el coronavirus COVID-19 en España” (1)

Ya hace seis meses exactos que un público, entre anonadado e inquieto, se desayunaba con este titular. Y no era para menos, ya que nos cambió la vida de golpe y porrazo, como suele decirse. Y no sólo en nuestro país, sino a nivel mundial. Andaba suelto; no se sabe como pasó, un peligroso y mortal virus que pilló desprevenida a una sociedad acomodada en la placidez de las bondades y comodidades cotidianas (que solo los ciudadanos de los llamados estados del bienestar disfrutan) y de la noche a la mañana vieron transformarse sus rutinas y costumbres, sus trabajos, sus relaciones, de forma radical. Y además, supieron lo que era el miedo.

¿Cómo no asustarse? ¿Cómo no echarse a temblar? La peor situación posible, en el peor momento posible. Con inestabilidad política patente, con crisis económica en ciernes, con un desapego cada vez más evidente de los ciudadanos hacia las instituciones que los representan y administran su salud, educación, seguridad y bienestar económico, entre otras muchas cosas. Además, un patógeno mortal en rápida expansión. Menos mal que nuestro país tiene uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo mundial, porque sino, no se que hubiera pasado. Liderados por el ínclito Dr. Simón, que profetizó un contagio solamente. Abrumados por la generosidad del escudo social que abanderaba el gobierno y que prometía no dejar a nadie atrás, coreados por los aplausos en los balcones y los humoristas en la televisión pública, completamente informados y asesorados por los medios de comunicación principales, la cosa tenía visos de ser algo pasajero, banal. Vamos, una minucia. Pero eso sí, asustaba más que un sms de Freddy Krueger.

Y quincena tras quincena, fallecido tras fallecido, el miedo se consolidó, se hizo nuestro huesped, y lo que no ha muchos días atrás era objeto de burla en las televisiones, se convirtió en el mantra nuestro de cada día. Fallecidos y caos. Descoordinación y test de chichinabo. Compras carísimas de material sanitario que nunca llegaban, gestionadas por gente desconocida y empresas medio fantasmagóricas. Carencia total de medios para nuestro personal sanitario y de seguridad. Cierre temporal de empresas y paralización de la actividad económica. Ausencia de medidas paliativas por parte de las instituciones, o en su defecto, parches temporales y fatuos, cuando no meramente propagandísticos e inútiles. En resumen, un auténtico desastre. No es motivo de reflexión en este humilde artículo, pero el agravio comparativo de la situación, al enfrentarla a la situación en cualquier otro país (excepto casos muy concretos) es abrumadoramente descorazonador. Somos campeones de la ineptitud, la incompetencia, la banalidad y el despilfarro. Y cuando digo somos, me refiero a los responsables, que según decían ellos mismos: “Ponemos en el centro de nuestras prioridades la salud de las personas” (2) Y además esto otro: “Una crisis sanitaria, económica y social a la que vamos a dar respuesta con la mayor excelencia y rigor científico y con todos los recursos que sean necesarios. Los expertos sanitarios nos han explicado, una y otra vez, que esta no es una situación estática. Así ha sido desde el inicio. Las fases de propagación son cambiantes y, por lo tanto, los escenarios de respuesta han ido precisamente adaptándose a ese escenario tan dinámico. Hasta ahora, estábamos en una fase de contención reforzada. Siguiendo siempre los criterios de quienes tienen mayor conocimiento sobre las epidemias y pandemias” (3)

Menos mal que teníamos a los expertos de nuestro lado. Me reconforta imaginar la creatividad de nuestro gobierno al instaurar la técnica mediúmnica y la ouija en el consejo de ministros para hablar con su comité de asesores y científicos…fantasma. Sin mencionar la exquisitez de la transparencia con la que se manejan todos estos asuntos. Una transparencia tan transparente que si se busca no se encuentra, al menos en esta dimensión. Y no hablemos de la inestimable ayuda que nos dan día sí y otro también los magníficos medios de comunicación mas IVA (porque encima te cobran) ¿Qué sería de nosotros encerrados sin Televisión? Pues seguramente, nos hubiéramos hecho un gran favor. Yo hace muchos años que no tengo tele y no me arrepiento en absoluto, más bien lo contrario. Cifras dadas al tuntún y sin contraste estadístico. Temas sacados de contexto y puestos ad hoc, bajo intereses particulares. Omisiones flagrantes y comportamientos profesionales vergonzosos. Eso como poco.

Pero yendo al grano. Lo importante es que nuestra vida cambió. Y tiene visos de que lo hizo para siempre. Y eso es bueno. Muy bueno. Bien seas de los que leen la biblia, como el Eclesiastes 3, bien leas el oráculo del I Ching, o bien no leas este tipo de libros; en realidad no es importante. Lo que la sabiduría viene a decirnos es que hay un tiempo y un momento adecuado para todo en esta vida, y que todo momento esconde la oportunidad adecuada si se sabe ver. Por muy negro que se vea el horizonte. Tal vez seas de los que creen y esperan el cumplimiento de las tantas y tantas profecías, o a lo mejor lo tuyo es más de calendarios sagrados, cábala y astronomía y astrología. O incluso creas en los mensajes del más allá o en los de los habitantes de las estrellas. Ya puestos, hasta puedes conocer y creer en las teorías conspirativas y en los mensajes cifrados y las verdades ocultas. Da lo mismo si te fías de la ciencia,la religión, la política, la filosofía, etc. Hasta me vale que seas una persona “normal” que cree en lo que ve y lo que toca, como Tomás. Lo que realmente quiero decir es que solo necesitamos usar lo que tenemos, que aparte de nuestros sentidos, y el sentido común, es lo básico y necesario para comenzar cualquier viaje hacia donde sea.

Porque esta situación, lejos de ser una catástrofe; es un viaje, una oportunidad, una señal. Es momento, en primer lugar, de aprovechar este periodo de reflexión que nos han otorgado para reflexionar de verdad. Usemos este parón en nuestras vidas para parar por un instante la maquinaria que usamos rutinariamente y le demos un vistazo a nuestros procesos, tanto mentales como sociales, y a todo nuestro comportamiento “normal” en realidad. Sintamos en su justo valor lo que nos están queriendo limitar o quitar en nuestra vida y juzguemos adecuadamente. Van a por lo más sagrado: la VIDA, la LIBERTAD, la VERDAD. Ponen en riesgo nuestra salud y nuestro bienestar, y el de nuestros mayores y nuestros hijos. Nos roban la justicia, nos imponen normas arbitrariamente y sin ninguna justificación moral o científica. Solo quieren que seamos máquinas obedientes y serviles. Solo nos usan para pagar sus caprichos políticos y su tren de vida fastuoso. Frente a esto, ¿qué hacer?

Primero, debemos despertar. Hay muchos que ya tienen ojeras en su rostro, porque lo hicieron hace mucho tiempo. Merece la pena escucharlos, porque lo que te dirán es que no les creas a ellos, sino que busques tú mismo la Verdad. La Verdad no se oculta, espera ser vista. Y si es ocultada, no lo es para siempre; sencillamente no se puede hacer. También te dirán que es una cuestión de elección, despertar no es obligatorio ni se puede imponer. Tú decides, como siempre. Pero si preguntas, te contestarán; si buscas, encontrarás. Solo tienes que animarte a dar el primer paso del viaje. O a seguir tus sueños, que ya saben el camino. Después debemos liberarnos. De todo lo que nos limite y coarte. Sobre todo del miedo. Así seremos libres. Y si somos libres y estamos informados, ya es más difícil que nos manipulen y mientan. Hasta el más sutil engaño tiene sus limitaciones. Y para terminar, debemos actuar. Repito: Despertar, liberarnos y actuar. Dicho así es muy fácil, ¿verdad? Pues no te voy a mentir; sí, es así de fácil. Pero también te digo, para mí es fácil porque yo creo lo que digo. Tal vez la pregunta que nos debamos hacer sea otra, por ejemplo ¿En qué creo yo? Y acto seguido poner a prueba nuestras creencias.

En términos de reacciones humanas hay estudios que detallan pormenorizadamente las fases que atraviesa un ser humano frente a un cambio de paradigma o de creencia. No es importante detallar el proceso, sino que, si éste comienza, concluye siempre en la aceptación del mismo. En las sucesivas fases, según fuentes pueden variar, se atraviesa por la negación, la indignación, la ira, la tristeza, el miedo (de nuevo el miedo) etc. Pero siempre termina por aceptarse y acomodarse a la nueva situación. ¿Necesitas que la vida te diga más alto o más claro que algo está cambiando? ¿Quieres más pruebas todavía? No te preocupes, las tendrás, porque esto aún no ha llegado a su clímax.

Cuando aceptes, querrás saber más, querrás tener herramientas, querrás resarcirte de lo que te han ocultado y de lo que te han negado. Una vez más, lo obtendrás. Porque ya sabrás lo que verdaderamente es importante para tí. Ya no comprarás ni consumirás cualquier cosa que te pongan frente a los ojos. Y es que en realidad necesitamos bien poco para ser felices y prosperar. Simplemente libertad y justicia; verdad y paz. Ya no necesitarás sentir miedo constantemente por el futuro o angustia por el pasado. Vivirás mucho más centrado en el presente y albergarás esperanzas y sueños. Ya no subestimarás a tu propia imaginación ni desdeñarás tu curiosidad. Dedicarás tu ilimitada energía (porque la energía es ilimitada) a quienes te importan y a lo que te importe. Y lo más importante, estarás centrado. En tí mismo. Y nunca más separado de los demás. Descubrirás lo que se nos enseño desde hace milenios referente al UNO y al TODO. Sin dejar de ser tú mismo, estarás unido a los demás de formas que no puedes ni imaginar. Eso es el verdadero Amor, la fuerza cohesionadora y creadora más poderosa que existe. Tras este hermoso ejercicio de perdón, renuncia y liberación, descubriras todas las recompensas que siempre has deseado y soñado, pero esta vez no te las venderán con la garantía caducada o a precios exorbitantes, o a cambio de tu alma. Tu serás el creador de tu propio destino, tú eliges.

Sólo tienes que creer para crear.

Juan Carlos Melero y Mar Dopico (Área de Investigación & Desarrollo y Área de Comunicación de UnidosxlaVerdad)
Fuentes:
(1) https://www.lamoncloa.gob.es/consejodeministros/resumenes/Paginas/2020/14032020_alarma.aspx
(2) idem
(3) https://www.lamoncloa.gob.es/consejodeministros/Paginas/EnlaceTranscripciones2020/140320-presidente.aspx

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