¿Adaptarte a una SOCIEDAD ENFERMA?

“No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma”. J. Krishnamurti

 

Nuestra sociedad está dirigida por una narrativa dominante interminable que siempre está evolucionando hacia la vacuidad, el sensacionalismo y la exageración de aberraciones cada vez más y más dramáticas. Llenan tu mente con temas que ellos seleccionan, manteniendo tu atención secuestrada (para impedirte profundizar en aspectos más esenciales de tu vida). Es la manera de eliminar tu libre pensamiento crítico y particular, por una atención colectiva donde exiges conformidad a un control social y por lo tanto, obediencia ciega de tu cuerpo (farmacología, vacunas y basura alimenticia), tu mente (atendiendo a banalidades, drogas, tv, redes sociales, pornografía, violencia escénica diaria, …) y tu espíritu (generándote un vacío existencial).

En esta vida “de mierda” se va generando una cultura del empobrecimiento donde todo el mundo está endeudado financieramente hasta las cejas en una insidiosa forma de esclavitud donde permites  en tu idiotez banal que te exploten hasta bien que explotes en tu salud mental (depresiones, asesinatos, suicidios, …) o bien aguantes empobrecido y esclavo que, sobre endeudado, tendrás que pasar tu deuda a las siguientes generaciones venideras.

Las prisiones más eficaces no son materiales, sino que se construyen dentro de la mente. Y esta se va atrofiando al estar cada vez más atrincherada. Sin embargo, nuestra evolución (y hasta diría nuestra existencia como especie) depende de nuestra capacidad para AMPLIAR LAS FRONTERAS DE LO POSIBLE, proporcionándote una ventana a tu alma y a tu esencia verdadera.  Así es como podemos ir encontrando la libertad secuestrada, dejando de consentir voluntariamente  (aceptando sin protestar lo que nos digan y lo que debemos hacer), explorando otras opciones y alternativas, experimentando la enorme y preciosa individualidad que cada uno poseemos. En esa NUEVA ACTITUD, comenzarás a dejar de ser persuadido por el sistema, desobedeciendolo. Porque ya no deseas aceptar cualquier cosa o cualquier migaja que te den.

“La verdad es como un león. No tienes que defenderla. Déjala libre. Se defenderá a sí misma”. Agustín de Hipona       

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