Es profundamente dolorosa y en ocasiones hasta traumática una ruptura sentimental. Sentimos que todo nuestro mundo hasta el momento conocido se cae y entramos en una grandísima inseguridad pensando si volveremos a ser felices alguna vez.

Hace 6 años me separé de mi mujer, en un momento en el que mi hijo Alejandro no tenía ni dos años de edad. Se fueron a vivir a otra ciudad, a 300 km de la mía. Fue duro, durísimo.  Mis pensamientos estaban llenos de sufrimiento, tristeza y desorientación. Tardé un tiempo en darme cuenta de que, en realidad, no era mi divorcio lo que me dolía sino el diálogo interior con el que yo me hablaba a mí mismo: “no soy lo suficientemente bueno”, “es un fracaso”, “estoy solo”, “no voy a encontrar a otra persona con la cual ser feliz”… Sufría porque no paraba de decirme a mí mismo estos y otros pensamientos.

Tomar conciencia de mis pensamientos fue el inicio de un cambio

Tomar conciencia de mis pensamientos fue el inicio de un cambio, ya que me ayudó a darme cuenta de que lo que yo creía y me hacía daño no era real. Es así cuando comenzaron a invadirme otras reflexiones: ¿sin ella podré tener una vida plena?, ¿necesito verdaderamente a mi exmujer en mi vida actual?, ¿en relaciones que se terminaron, acaso no terminé en otras aún mejores? Así que, mi “narración” fue mutando poco a poco, comencé a contarme a mí mismo una historia bien diferente. Estaba ya en el camino de cuestionar mi ruido interior.

Eso me hizo abrirme a nuevas posibilidades: conocí gente nueva e interesante, aprendí a conocer e interactuar más y mejor a mi hijo, tuve más tiempo para mí, disfruté más de la compañía de mi familia, curioseé hacia nuevas actividades y retomé antiguos hobbies y me enfoqué en desarrollar nuevas habilidades en un trabajo que como sabéis me apasiona, sirviendo a los demás. Lo que hice fue ponerme en el actor principal de mi propia película.

Dejé de sufrir y compadecerme en el momento que me desprendí de aquellos pensamientos y actitudes que limitaban mi vida. En esta nueva etapa de mi vida, vuelvo a amar y a disfrutar de la belleza de la vida.

Confío que mi experiencia que os acabo de relatar os permita sacar lo mejor de vosotr@s mismos.