En estas vacaciones con mi pareja y los niños, he conocido a varias personas que siguen la filosofía “Slow” y tengo que decir que me ha encantado la experiencia.

Mirando en Wikipedia, el movimiento slow viene a ser  una corriente cultural que promueve calmar las actividades humanas. El movimiento Slow propone tomar el control del tiempo, más que someterse a su tiranía, esto se consigue dando prioridad a las actividades que redundan en el desarrollo de las personas, encontrando un equilibrio entre la utilización de la tecnología orientada al ahorro del tiempo y tomándose el tiempo necesario para disfrutar de actividades como dar un paseo o compartir una comida con otras personas. Estas personas pertenecientes a este movimiento creen que, aunque la tecnología puede acelerar el trabajo, así como la producción y otras actividades humanas, las cosas más importantes de la vida no deberían acelerarse.

Acabo de terminar de leer “Elogio de la lentitud”, del padre de la filosofía Slow, Carl Honore, donde denuncia la cultura de la prisa y sus consecuencias, la falta de paciencia, la hiperestimulación, la superficialidad  y defiende la lentitud, saborear los momentos y sobre todo, priorizar las cosas de la vida.

“Lo que denuncio no es la rapidez en si misma, sino que vivimos siempre en el carril rápido y hemos creado una cultura de la prisa donde buscamos hacer cada vez más cosas con cada vez menos tiempo, que hemos generado una especie de DICTADURA SOCIAL que no deja espacio para la pausa, para el silencio, para todas esas cosas que parecen poco productivas. Un mundo tan impaciente y tan frenético que hasta la lentitud la queremos en el acto.”

“La velocidad en si misma no es mala. Lo que es terrible es poner la velocidad, la prisa en un pedestal…Al principio era sólo el terreno laboral pero ahora ha contaminado todas las esferas de nuestras vidas, como si fuera un virus: nuestra forma de comer, de educar a los hijos, las relaciones, el sexo… hasta aceleramos el ocio. Vivimos en una sociedad en que nos enorgullecemos de llenar nuestras agendas hasta límites explosivos” (Carl Honore).

Interesante, verdad?, asi que estas vacaciones de semana santa nos tomamos mi familia y yo la vida slow. Y como lo disfrutamos. Pero eso, … es otra historia.