Hola amigos, he solicitado a una una buena amiga del Perú, Rocío Díaz Lira, a escribir un post en el blog. Y ha creado una maravilla. Espero no sea la última vez, y esta experiencia se repita tantas veces como quieras Rocío. Mi casa es tu casa.
Antes que os adentréis en su lectura me gustaría que conozcáis a Rocío: trabaja en el área de Recursos Humanos en una institución pública del Perú. Es economista e ingeniera industrial, aunque de niña, compulsiva lectora de cuentos, leyendas y novelas, “yo voy a ser payaso y astronauta.  Bueno no estudie ni lo uno ni lo otro pero creo que en el fondo tengo algo de esas dos cosas que quería ser”.
Rocío es amante de las personas, el arte y la cultura y gran viajera,  se define como “una soñadora, algo romántica y a veces algo poeta”. Al igual que yo, está en contra de todo abuso hacia los animales.
 Me dice Rocío que “Para escribir este post hubo dos canciones que me hicieron fluir “El Lago de los Cisnes” de Chaikovsky y la otra fue  “Lluvia de Primavera” de Raul  Di Blasio“.

En sintonía bajo una sinfonía

 A primera vista podría pensar que este título es el de una sonata de Beethoven, Bach o Vivaldi, o quizá el nombre de una de las obras de uno de los pintores vanguardistas: Renoir, Manet, Matisse o Picasso, o de repente el título de un poema de Whitman, Neruda o Borges, o podría ser aquello que inspiró a Gaudí hacer sus grandes obras arquitectónicas. Sin embargo, es una oración sencilla, que puede decir mucho, y sumergirnos en un mundo de creatividad y magia. Pero,  ¿Cómo? Tú, yo, nosotros, podemos ser grandes pintores, músicos, escultores o lo que fuera que nos haga sentir maravillosamente bien,  es decir, ser simplemente aquella esencia que nos haga emerger una  gran pasión por lo que somos y hacemos.

Nuevamente, volvemos a preguntar ¿Cómo? Quizá un “Abracadabra” y ¿Por qué no?, te podría decir que bajo el ritmo de una melodía especial, cierres los ojos, hagas una gran respiración, y sientas aquella fragancia exquisita, la que desees, y entonces vuelve a inhalar y exhalar lentamente y bajo el ritmo de aquella música, pídele a tu interior que sienta, baile, y se mueva libremente; y en el velo de esa emoción empieza a sintonizar bajo esa sinfonía que construyes especialmente para ti. Parecería un encantamiento, pero no lo es, es simplemente empezar a enamorarse de uno  mismo, es lograr sonreír plenamente desde tu interior y sentir ese algo especial, y es que de pronto, esa sonrisa interior irradia como un gran destello hacia tu exterior, y empiezas a fluir y surge aquella armonía, aquel equilibrio, que te hace disfrutar de lo más simple porque es puramente bello, como la risa de un niño, el jugar con  tu mascota, el escribir, el dar un abrazo, el caminar, el respirar  y tantas cosas más;  y  que más te puedo decir, que cualquiera que sea tu receta o ruta simplemente ponla en práctica y construye aquella sintonía en una sinfonía, la nota que escojas de la escala musical, en modo mayor o menor, lo decides tú, hazlo y empieza a vibrar en “one”. Alguien a quien admiro y aprecio mucho me dijo que a veces es necesario pasar por una tormenta para salir adelante, y claro que lo creo y aquí estoy.

Comparto un par de reflexiones, para leerlas desde adentro, sólo así podremos entenderlas:

“Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos”. Antoine de Saint-Exupéry  “El Principito”

“Tu tarea no es buscar el amor, sino buscar y encontrar dentro de ti todas las barreras que has construido en contra de él.” Rumi

 “Ama a tu prójimo como a ti mismo”
Marcos 12,   28-34.

 “… Renueva mi espíritu y dibuja en mi rostro, sonrisas de gozo por la riqueza de tu bendición, que mi corazón sonría diariamente por las alegrías y dolores que compartimos.” Madre Teresa de Calcuta

¡Anímate a cantar bajo la lluvia, zapatea y dibuja una sonrisa en tu rostro!

La vida es aprender a vivir bajo la lluvia - César Évora