El cambio es un viaje continuo con múltiples destinos, pero sin que tenga un verdadero fin, tratando de dejar atrás las viejas prácticas y mentalidades que nos autolimitan para orientarnos hacia nuevas conductas, aprovechando nuevas ideas, aprendizajes y propuestas. Claro, saber qué y cómo queremos cambiar es importante, aunque no es suficiente: Para alcanzar un sueño hay que imaginárselo. Necesitamos una hoja de ruta para llegar a convertir los sueños en realidad, se trata de prepararnos para el cambio. Necesitamos convertirnos en lo que yo denomino: “atletas del cambio”.
Un atleta del cambio hace un ajuste de su mente, cambia su modo de pensar a la hora de interpretar la realidad. Sabe que lo que pasa por su cabeza tiene tanto impacto en sus acciones y en las decisiones que toma y hasta en las cosas que experimenta que entrena su mente. En mi experiencia como coach, eso es lo que hacen los deportistas de élite: conviértete en un atleta de tu propia transformación personal: “quiero tener éxito”, “soy responsable de mi éxito”. Algunos pasos que te podrán ayudar:
-Tener valores es importante, pero más importante es vivirlos. Los valores son algo arraigado profunda y constantemente en el tiempo. Ser coherente con tus valores en todo aquello que desees cambiar te ayudará a no dejar de ser tu mismo a lo largo de tu ruta de cambio y crecimiento.
-Párate a pensar. Reflexionar es clave: ¿qué es lo que quieres ser?, ¿en qué te quieres convertir?, ¿qué es lo que vale la pena cambiar para poder navegar dentro del cambio?
-Ten claro que el cambio te llevará un tiempo de transición. Es lo que llamo “mentalidad de limón”: al inicio, el limón nos parece tan agrio que no deseamos tomarlo, pero a medida que lo tomamos un día tras otro, nuestro cuerpo y sabor se habitúan comenzando a reconocer los beneficios que tiene para nuestra salud. Y finalmente, lo abrazamos como algo indispensable dentro de nuestra dieta alimenticia. Se trata de dejar ir el pasado y aceptar el presente para reconocer tu futuro.
-Desarrolla tus habilidades de ejecución, porque al final, cambiar es actuar. Las principales son las siguientes:
Imaginación: visualizar tu estado ideal e ir a por ello.
Ingenio: ser inventivo o imaginar maneras poco corrientes y creativas de hacer las cosas.
Decidir: saber tomar las decisiones o elegir entre diferentes líneas de actuación con seguridad en sí mismo y utilizando todas las perspectivas y datos disponibles es clave para un cambio bien planificado.
Aprender de la experiencia, no solo escuchando con tus ojos.
-Aprende a regular y controlar tus pensamientos limitantes, obstáculos o miedos, imaginando lo que quieres logar, para ponerte a actuar en la realización de tu logro. Y que hablen los hechos.
El cambio no es ningún accidente. Es verdad que en multitud de ocasiones el cambio llega a nuestras vidas sin avisar, de forma prematura y hasta radical. Tómalo como algo natural, aunque sea brusco y acéptalo. Porque vivir una vida increíble, tu propia vida, no ocurre por accidente.