Los neurocientíficos sugieren que vivimos presos en una trampa invisible: Un círculo vicioso en el que cuanto más luchamos por alcanzar la dicha, más padecemos en un largo plazo. Evitar las emociones desagradables no es posible, ya que estas forman parte de la vida y cuanto más luchas contra ellas o contra tus pensamientos invasivos y derrotistas, más grandes y pesados se hacen. Porque estos pensamientos automáticos son parte de nuestra naturaleza.

Entonces, ¿qué hacer? ¿Aguantar y sentirte perennemente insatisfecho? Noooo.

¿Conoces la ACT? La Terapia de Aceptación y Compromiso parte de la base de que la felicidad no debe ser un objetivo, sino un modo de vida basado en la aceptación de nuestras emociones negativas, el distanciamiento de nuestros pensamientos limitantes y, sobre todo, el vivir el momento presente. Para ello, la ACT postula que la raíz de este sufrimiento está en el lenguaje humano en sí mismo.

Desafortunadamente, el lenguaje humano es una espada de doble filo. Nos ayuda a crear mapas y modelos del mundo, predecir y planificar a futuro, compartir conocimiento, aprender del pasado, imaginar cosas que nunca existieron y crearlas, desarrollar reglas que guían nuestro comportamiento efectivo, entre otras ventajas. Pero el lenguaje tiene también su lado oscuro: lo usamos para hacer hincapié y “revivir” eventos dolorosos del pasado, para asustarnos al imaginar eventos futuros displacenteros, para comparar, juzgar, criticar y condenarnos a nosotros mismos y a los demás y para crear reglas que pueden resultar restrictivas o destructivas.

ACT descansa entonces en la suposición de que el lenguaje humano, naturalmente, crea sufrimiento psicológico en todos nosotros. Una de las maneras en que lo hace es preparándonos para la lucha contra nuestros propios pensamientos y emociones, a través de un proceso llamado evitación experiencial.

Dado que el abordaje desde la resolución de problemas funciona bien para el mundo exterior, es natural que intentemos aplicarlo a nuestro mundo interno: el mundo psicológico de pensamientos, emociones, recuerdos, sensaciones e impulsos. Pero con demasiada frecuencia, desarfortunadamente, cuando tratamos de evitar o deshacernos de nuestras experiencias privadas no deseadas, lo que hacemos es crearnos sufrimiento extra.

La ACT se focaliza en dos procesos principales de resolución:

  1. Desarrollar aceptación de experiencias privadas indeseables que están fuera del control personal.
  2. Desarrollar compromiso y acción orientada a vivir una vida valiosa.

El control es el problema, no la solución

Se trata de incrementar la toma de conciencia de uno mismo de que las estrategias de control emocional son en realidad las responsables de sus problemas y de que mientras continúen obsesionados con tratar de controlar cómo se sienten, están atrapados en un círculo vicioso que incrementa el sufrimiento. El control es el problema, no la solución.

Aprender a observar los pensamientos, imágenes, recuerdos y otras cogniciones como lo que son –nada más que piezas de lenguaje, palabras e imágenes- en oposición a lo que dicen ser –eventos amenazantes, reglas que tienen que ser obedecidas, verdades objetivas y hechos-.

Aceptar para hacer espacio a emociones indeseadas, sensaciones, impulsos y demás experiencias privadas; permitirles “ir y venir” sin luchar contra ellas, huir de ellas o prestarles una indebida atención.

Brindar total atención a la experiencia en el aquí y ahora, con apertura, interés y receptividad, focalizándose y comprometiéndose totalmente (participando de lleno) en lo que se está haciendo en ese momento.

Acceder al sentido trascendente de nuestra conciencia, clarificar lo que es más importante, qué clase de persona queremos ser, qué es lo significativo y valioso en nuestra vida y qué queremos representar en esta vida y establecer metas guiadas por valores e involucrarse en acciones efectivas para alcanzarlas son principios básicos desde los cuales descansa la Aceptación y el Compromiso, trabajando las cualidades esenciales de compasión, aceptación, empatía y respeto para dejar de lidiar con el dolor, vencer los miedos y construir una vida plena y llena de sentido.

El objetivo central de ACT es el de crear una vida rica
y significativa, aceptando el dolor que
inevitablemente viene con ella.

La consigna final se reduce a esta frase: Acepta la experiencia interior, Conecta y elige una dirección que tú valores, Toma la iniciativa y actúa”. La diferencia esencial con otras metodologías está en la aceptación, que significa en realidad una renuncia a eliminar los pensamientos negativos. “Éstos deben ser observados y reconocidos como algo ajeno a nosotros de lo que podemos de-fusionarnos” (Russ Harris).